Dicen que las ventanas son agujeros negros,
hoy puede comprobar que una de ellas se roba mi mirada y atrae las pupilas de aquellos que necesitan vivir en otros cuerpos, Por tanto he quedado ciego, sentado frente a mi ventana, disfrutando que el humo de este cigarro ahuyenta esas voces que no me pertenecen...
- ¡Se me antoja un café!.
Sigo en la espera de aquellos ojos alegres que solían jugar en el espejo, que saben a recuerdos, que contemplan los desnudos antes de tocarlos:
sensuales, suaves y perversos a la ves.
Soy el extraño ante mi propia conciencia, con una cinta negra en el rostro como el parche de un pirata que navega en el viento de la tarde y es ahí donde está lo que fue.
checo.
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