martes, 30 de septiembre de 2014
ES TARDE.
A EMILIO BARRAGÁN
Trato de
recuperar el instante,
las
oraciones, los gritos de discordias,
la compañía que no está,
olvido y
recuerdo en
la oscuridad,
bajo el silencio abstracto de su último suspiro,
pero ya es tarde.
Persigo los objetos
de la casa
confeccionando lo cotidiano
bordando las puntas
pesadas de las cortinas,
limpiando la cama y las frías sabanas de hierro
donde se oxidaron las palabras y se perdieron
quebrantadas
en los
posos de mi garganta.
Ahora solo me persigue
el inútil viento irrespirable
de estas noches de espera en el sofá,
dibujando el bosque de
tus canas,
saltando de uña en uña
hasta escuchar
el sonido del reloj resta.
Checo.
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